Ya tenemos chapista

Yayo, el chapista de mi calle de toda la vida, me ha dicho que, si no le meto mucha prisa, me la pinta. Me daba un poco de miedo lo de "mucha prisa" viniendo de un taller, pero enseguida se me disipó cuando me dijo: "No, hombre, ocho o diez días". Como si es un mes. Ahora tengo que decidir si me voy a Vigo en ella, algo que no deja de tener su riesgo, o si la cargo en el coche. Hoy he comprado las zapatas traseras y la transmisión del cuentakilómetros para poder pasar la ITV. Tengo localizado el arillo del faro y un gancho cromado para colocar bajo el asiento. Vuelvo de trabajar en ella y la gente se me queda mirando y no sé si mira a la moto o a mí. Voy cogiéndole el truco a las marchas, aunque tiene su aquel. Eso sí, cuando me bajo huelo un poco a motosierra, pero eso forma parte del encanto de la Vespa.