15 septiembre 2006

Por fin en casa

Se hizo esperar, pero ya duerme en el garaje. Son las dos y media de la madrugada, vengo de tomarme algo con una amigas a las que no veía hace tiempo y, al llegar, no he podido resistirme a la tentación de darme una vuelta por el estadio de San Lázaro. La trajo un transportista ecuatoriano de Transabadell, subcontratado por lo que se ve por línea 10, y finalmente me cobró los 80 euros sin IVA ni nada, un regalo. Así que la espera, por lo menos, no ha salido cara. Me la traje a casa y el freno de atrás, aunque nececista zapatas nuevas, algo frena. En la gasolinera me vendieron 5 litros de gasolina y me hicieron la mezcla al 5%. No he podido resistirme a instalarle el cuentakilómetros nuevo, que le sienta como un guante. Eso sí, tengo que cambiar el piñón del cable, que está gastado. Por lo demás, va estupenda. Mañana, si tengo un rato, le meteré mano a los puños y los cambiaré por los originales. El motor tiene mucha fuerza, sube la cuesta del garaje casi mejor que la Rabuda, su nieta. Estoy encantado de la vida, tanto que cuando le quise mandar al antiguo dueño una foto de la llegada, me equivoqué y le mandé una de la Rabuda con Bustamante. Queda mucho por hacer, pero será entretenido. Ahora, el objetivo inmediato es pasar la ITV. El seguro ya está en vigor y, con la ITV pasada, transferir la documentaicón será el paso siguiente.